Jesús quiere levantarte
- Gabriela Hernández Cuevas

- 7 mar 2021
- 2 Min. de lectura

Hoy el Evangelio nos permite conocer más a Jesús, ver un lado de su personalidad que poco traemos a mente. Vemos a un Jesús molesto, que ante lo que ve, reprende y actúa, mostrando así su celo por la Casa del Padre. Si nos detenemos a leer la Escritura, podemos reflexionar que el enojo de Jesús por los mercaderes que invadían el Templo de Jerusalén, va más allá de lo aparente. La presencia de los mercaderes pudiera ser el reflejo de un pueblo que caminaba en tinieblas, que caminaba por un rumbo distinto al del Padre, que había olvidado las palabras de los profetas, o las había acomodado conforme a sus criterios, un pueblo que había perdido el centro, dejando en el olvido lo verdaderamente importante: amar y servir a Dios y al prójimo.
Ese pueblo somos nosotros, no estamos lejos de ese acontecimiento de hace cerca de 2,000 años, hoy Jesús nos recuerda el celo que tiene por nosotros, templo de Dios. Nos hace reflexionar que hemos olvidado las cosas del Padre, y nos alerta de lo superficiales y vacías que pueden ser nuestras prácticas religiosas, cuando no hay amor. Somos el pueblo de Dios, el pueblo escogido que a veces quiere adoptar otros dioses, otros caminos, que puede ser víctima de la corrupción, de la farsa, del ruido. Incluso, podemos ser víctimas de nosotros mismos: de nuestros pensamientos, obsesiones, miedos, que sólo nos distraen de la voz de Dios.
Jesús quiere levantarnos, así como con toda seguridad expresó que reconstruiría el templo en tres días, anunciando así su Resurrección. En este camino de cuaresma te invito a que no perdamos de vista el gran anuncio de resucitar junto con el Señor, de que, si nos humillamos, si disponemos nuestro corazón, si somos sinceros y nos acercamos a Jesús, él nos levantará. Dios desea darnos una vida nueva y quitar a los mercaderes que invaden nuestro interior.
El Evangelio también nos recuerda que Jesús conoce lo que hay en nuestro corazón, por lo tanto, con él no podemos aparentar. A la luz de la oración, ¿cómo estás? ¿Cómo vives tu relación con Dios Padre? ¿Quién ha ocupado el centro de tu corazón, que es templo de Dios? ¿De qué situaciones necesitas que Dios te levante? ¿Cuáles serían los mercaderes que hay en tu interior? Reflexionemos.






Comentarios